Comentario
Los Gonzaga habían gobernado en Mantua desde 1328 y fue en 1433 cuando alcanzaron el título de marqueses. Fueron guerreros, como Francesco I, que fue condottiero al servicio de Venecia, pero también encarnaron la imagen del príncipe humanista, como Ludovico Gonzaga, que llevó a Mantegna a trabajar a su corte, encargó a Alberti el proyecto de dos iglesias en la ciudad y estuvo en contacto con la Florencia de los Médici, donde incluso también financió alguna construcción. Además de las referencias florentinas, el arte en esta corte estuvo sobre todo relacionado con el de Padua y Venecia.
Aunque en Mantua habían trabajado artistas como Pisanello, el pintor que creó en esa corte las imágenes que mejor expresan el clima cultural que allí se respiró fue Mantegna. Pisanello realizó un ciclo de frescos en el palacio ducal de Mantua entre 1436 y 1444, sin que hasta ahora se haya precisado exactamente la fecha. Con tema caballeresco, las figuras se presentaban en un espacio único, sin escenas partidas, como si fuera todo un continuo. También una de las obras claves de Mantegna fue un ciclo de pinturas, el de la Cámara de los esposos.
Mantegna (1431-1506) se formó con Squarcione en Padua. La pintura de Squarcione, con formas aristadas, actitudes algo teatrales y excesivas en sus figuras y recuerdos goticistas, influyó mucho en la pintura de esta zona del norte de Italia pues tuvo, según se decía, más de cien discípulos. Uno de sus seguidores fue el veneciano Carlo Crivelli, que siguió su línea de pintura de formas angulosas y algo gesticulante, con figuras a veces cortesanas. En cambio Mantegna tomaría de él y en general del ambiente paduano el interés, casi arqueológico en un sentido moderno, por los restos de la Antigüedad. En Padua existía ya desde el Trecento una tradición del coleccionismo de antigüedades que se basaba sobre todo en los restos encontrados en la zona. En la formación de Mantegna esto se unió a la influencia de la obra que Donatello había realizado en Padua y a los contactos con la pintura veneciana a través de la familia de los Bellini, pues en 1453 se casó con la hija de Jacopo Bellini, hermana a su vez de Giovanni, con el cual se establecería una influencia mutua. Es significativa, en cuanto al arqueologismo de la pintura de Mantegna, una de sus primeras obras, que fue la decoración de la Capilla Ovetari en la iglesia de los Eremitani de Padua. No sólo las figuras están tratadas en algún caso como si fueran esculturas antiguas, sino que el escenario en que se sitúan responde a un conocimiento arqueológico de los restos de la Antigüedad, como se ha comprobado al comparar, por ejemplo, las inscripciones que aparecen en la pintura con inscripciones reales; son casi una copia exacta aunque pueda haber pequeñas variantes. La síntesis entre el mensaje cristiano y el modelo cultural de la Antigüedad está presente también en el retablo de San Zenón de Verona. Precisamente cuando estaba acabando este retablo fue cuando el marqués Ludovico Gonzaga, a través del arquitecto Luca Fancelli, inició las gestiones para que Mantegna fuera a trabajar a su corte.
A pesar de las dudas que tuvo sobre si abandonar Padua, donde tenía gran éxito, finalmente aceptó la oferta del marqués, que consistía en un salario mensual, el pago de la manutención de seis personas y los gastos del viaje. Se estableció en Mantua en 1460 y allí decoró distintas residencias de los marqueses, como el castillo de Cavriana o Goito, además de la capilla del palacio que era para lo que en principio había sido llamado. Mantegna fue el gran intérprete de esa búsqueda de la nueva imagen del poder en el clasicismo antiguo y, si fueron frecuentes los temas mitológicos, no lo fueron menos los temas de los emperadores romanos, pues se trataba de utilizar políticamente esa Antigüedad clásica. Precisamente su conocimiento de ésta era parte del capital que Mantegna poseía y que motivó que fuera llamado a esta corte; pero no sólo su conocimiento, sino también su capacidad para interpretar tales modelos y, en definitiva, ofrecer un arte nuevo frente a los viejos modelos. En ese sentido es un hecho constatado en Mantua la diferencia estilística entre las pervivencias tardogóticas en los encargos de particulares y el arte nuevo de la corte de los Gonzaga.